Por: Pedro Lara Castiblanco
¡Este es el colmo de los colmos!.
Esa fue la expresión de una mujer que encontró un sapo joven («vivito y coleando», dijo ella) en el interior de un paquete de lechugas, que según afirmó en un video, compró en una de las Supertiendas Olímpica que está ubicada al norte de la ciudad de Barranquilla.
En el video, que circula en redes sociales, la mujer muestra su sorpresa y reclama ante semejante descuido, expresando el asco que le produce el repugnante batracio caminando entre las hojas de la lechuga.
No se indica en el audiovisual ni la suerte final del sapo que olímpicamente se coló en el paquete de lechugas, como tampoco en que quedó lo que en otro país se habría convertido en un grave caso, con sanción ejemplar incluida.
Sin embargo, en uno de los reenvios del video, se lee un comentario que en cierto modo pasa por alto el descuido y defiende la calidad de las lechugas del paquete, indicando que si el sapo no se envenenó, eso demuestra que son lechugas orgánicas que no han sido tratadas con agroquímicos, lo cual las hace saludables.
A nuestro modo de ver, este hecho, que muestra una falta de control de la calidad al empacar productos tan delicados como son los alimentos, conlleva al grave riesgo de contraer la salmonelosis que es transmitida por los batracios.
¡No sean sapos! dirán quienes consideran intrascendente lo ocurrido. ¿Cuál es su opinión?