Raspando la olla

A raíz del paseo abusivo y grotesco organizado a Glasgow (Escocia) por la Casa de Nariño y sus Administradores, paseo conformado por 149 amigos del Gobierno, el periódico El País de Cali publicó una columna de la destacada periodista María Elvira Bonilla, cuyo texto reproducimos a continuación.

Por: María Elvira Bonilla

El presidente Iván Duque armó un verdadero paseo de amigos y funcionarios rumbo a la conferencia mundial de cambio climático en Glasgow, Escocia. Presentó una lista de 149 personas para ser autorizadas por el gobierno del Reino Unido como su comitiva oficial, que el embajador Antonio José Ardila tramitó. Esta incluía desde sus tres pequeños hijos, su esposa y una tía, su hermano menor Andrés, quien además está vinculado a la embajada de Colombia ante la Santa Sede en Roma y amigos.

Para poder transportar a la nutrida delegación presidencial dispuso del avión Zeus, y en ella iban decenas de funcionarios públicos que viajaron como corte presidencial y de los cuatro ministros que asistieron. Para muchos seguro fue la oportunidad del primer vueltón a Europa y qué mejor que con viáticos oficiales; contrasta y de manera ofensiva con la llamada a la austeridad en un país adolorido por la pandemia.

Resultó finalmente un penoso paseo tercer mundista que debió generarle mucho asombro a la Cancillería inglesa. Una lista manejada con sigilo desde la Casa de Nariño y que para acceder a ella fue necesario recurrir a derecho de petición. La mayoría de viajeros poco tenían que ver con el tema ambiental. Brillaron por su ausencia quienes deberían haber ido: los ambientalistas y luchadores por décadas por la conservación en Colombia, reconocidos internacionalmente pero críticos no solo desde este gobierno sino de los de atrás por las ineficaces medidas para frenar la sistemática destrucción del planeta, y que bien le habrían servido al improvisado Minambiente Carlos Correa, como carta de presentación. Pero no, en Glasgow Duque repitió el libreto: mucho tilín y pocas paletas. Mucho discurso y compromiso grandilocuente y mucha foto con líderes mundiales pero todo sin respaldo alguno en resultados ni acciones concretas.

La decisión de la costosa e inútil comitiva no es accidental y refleja mucho de la manera de actuar de este gobierno. Un Presidente soberbio de espaldas a la opinión, sin empatía con las urgencias de sus conciudadanos, que pregona austeridad pero actúa a su aire, con derroche para congraciarse con el círculo cerrado que lo tiene en el 22% de aprobación. El fin de fiesta, por no decir, de gobierno ha empezado y se anuncia más frívolo de lo que se creía -muy al estilo de su referente Julio César Turbay-, dedicado a la triste tarea de raspar la olla antes de que la historia los condene al olvido y a la intrascendencia.

Sigue en Twitter @elvira_bonilla

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