¿Quien gana en el partido Colombia-Brasil?

La mafia de la reventa se lleva casi $3.500 millones y las autoridades no hacen nada para controlarla

Por: Pedro Lara Castiblanco

Siempre decimos lo mismo.

Parece un mal de nunca acabar lo que sucede con la reventa de la boletería y por consiguiente con el excesivo cobro a los aficionados, hinchas y fanáticos, que se derriten por entrar al estadio; hecho que las autoridades no han podido descifrar y mucho menos castigar ejemplarmente.

Y no es que pretendamos que castiguen al revendedor callejero, que al final es la última rueda del coche en el que encopetados dirigentes y gente muy cercana a la rectora del fútbol colombiano, están cómodamente sentados contando los billetes, producto del lucrativo negocio que en época reciente generó un escándalo que al final fue reducido a cenizas.

Previo a este partido Colombia-Brasil en Barranquilla, mucha gente denunció que las boletas en los expendios oficiales se agotaron, pero por redes sociales ofrecían esas entradas a unos precios abusivos.

Una investigación hecha por el medio informativo RedMás Noticias, estableció que las boletas de norte o sur en el Metropolitano para ver el juego contra Brasil salieron con precios de 80.000 pesos más el servicio, pero, al ponerse en contacto con los revendedores, estaban entre 480 y 500.000 pesos.

Asimismo, las entradas para Oriental baja que estaban a 240.000 más el servicio en el expendio oficial, fueron ofrecidas hasta a 1.200.000, es decir, cinco veces el costo oficial.

Se pregunta uno, ¿cómo es que consiguen las boletas los revendedores callejeros y los que revenden por las redes sociales, si a las pocas horas de estar a la venta en la taquilla oficial las boletas se agotan?

¿Será que hay alguna conexión, calanchinaje o testaferrato entre los revendedores y quienes dirigen el negocio de la venta oficial? O, ¿Acaso las boletas pasan directamente a un primer acaparador que las compra todas y luego las distribuye a sus re-revendedores, callejeros o virtuales? O, ¿hay una especie de «operación avispa» entre los revendedores habituales que reservan cada uno una cantidad determinada que luego entregan a los revendedores de la calle o de las redes sociales?.

En fin. Hay tantas hipótesis, posibilidades o combinaciones de hipótesis y de posibilidades para determinar como circulan las boletas, pero sin tanto devanarse los sesos es evidentemente cierto que ya no se ve la compra apretujada tras un largo trasnocho y madrugón, pero de manera ordenada, en fila rigurosa, en las taquillas del estadio ni en los expendios de venta, tal como ocurría en el pasado.

Ahora todo se define y se vende virtualmente sin colas, pero si «da cola» como se dice en la calle, que unos pocos, incluidos los dirigentes negociantes del fútbol ganen y coman del pavo, porque ellos además de obtener jugosas ganancias por las boletas disfrutan del partido cómodamente ubicados, sin importarles lo que sucede con el aficionado, hincha o fanático, que muere por una boleta.

Para el partido con Brasil dispusieron oficialmente de la venta de 34.442 boletas. Si estimáramos una utilidad promedio de $100.000 por cada boleta, por encima del valor oficial, tendríamos que la reventa ilegal se echaría al bolsillo una utilidad total de 3.444 millones 200.000 pesos.

Definitivamente los zares del negocio de la reventa de boletas son los grandes ganadores de este partido entre Colombia y Brasil. ¿Y las autoridades? ¡Muy bien, gracias!

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