“Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él” Jean Paul Sartre.
Por: Joaquín Baena Arévalo
Candidato al Senado por el Pacto Histórico

En el imaginario colectivo, es decir, en las realidades mentales de gran parte de la población del planeta, se asocia la navidad a una época llena de alegría y entusiasmo. Lo cierto es que este sentimiento nos contagia y nuestras endorfinas,serotoninas,oxitocina y dopaminas se ponen de placemes, es decir nos sentimos felices. No es para menos, esta calenda se vincula al nacimiento del hijo de Dios, en efecto la palabra “navidad” proviene del latín “nativitas”, que significa nacimiento.
En la identidad colectiva o en el conjunto de creencias compartidas la navidad está caracterizada por la presencia del árbol, villancicos, regalos, comidas opíparas y especiales, reuniones familiares, de vecinos, aderezadas con el etílico con sus nefastas consecuencias en razón de las variables de su estimulación.
No es extraño que teóricamente este llamado a la convocatoria familiar, de afectos, de convivencia, de amor al prójimo, tenga la impronta estadística de ser una de las fechas con la más alta tasa de violencia intrafamiliar y de riñas callejeras, estadísticas comparadas en nuestro medio solo con los carnavales, término proveniente del latín “Carnelevare” cuyo significado es darle la carne a Baal.
La historia de una mujer virgen y el nacimiento de un Dios sugun la biblia se remonta al siglo VIII a.C. en el seno de la cultura babilónica, cuando Semiramis, reina de Babilonia y personaje esencial de esta tradición contrajo matrimonio con Cus, nieto de Noé. Recordemos que los tres hijos de Noé: Can, Sen y Jafet, dieron origen a los pueblos semitas, camitas y jafetitas, pobladores de los tres continentes: África, Europa y Asia.
Cus fue asesinado por su hijo Nimrod (antecesor de Edipo), quien además del parricidio, hizo vida conyugal con su madre Semiramis. Al morir Nimrod ella presentó el deceso de su hijo/marido como una ascensión al cielo convirtiéndose en el dios sol, difundiendo la versión no solo que había ascendido y trasformado en el dios astro sino posteriormente la de un embarazo por medio divino, con los rayos del sol y que ese hijo sería el hijo del dios sol; Tamúz, fue el nombre del niño que nació un 25 de diciembre,igualmente Semiramís difundió la versión que su hijo-esposo había encarnado en un árbol y cada día de su natalicio lo visitaba colgándole un sin número de regalos lo que dio origen al árbol navideño.
El culto al sol, a la madre y su hijo, tiene sus fuentes en la cultura babilónica, aunque todas las culturas pasadas adoraron al dios sol. Con la expansión del imperio babilónico la figura de una madre, con un vientre como vehículo para el nacimiento de un hijo de Dios, fue tomando nombres diferentes en las variadas culturas, entre ellas: Horus, dios de la cultura egipcia, quien era hijo de Osiris y la diosa Isis, Mitra en Persia, cuya adoración se difundió más tarde en la India y el Imperio Romano.
Los siglos precedentes a Jesús fueron tiempos con presencia de salvadores y redentores. Ningún evangelio especifica la fecha del nacimiento de Jesús. Los cristianos escogieron el 25 de diciembre para unir el nacimiento de Jesús con el nacimiento de Tamuz hijo del dios sol y con el solsticio de invierno (Natalis invicti solis), para hacer más fácil la asimilación del cristianismo a los paganos.
El nacimiento de Jesús, la figura de la madre virgen, el árbol navideño hunde sus raíces en fuentes paganas, en la necesidad de adoptar unas creencias llenas de mito y fantasías, a las necesidades de la expansión cristiana. De todas maneras no debemos constituirnos en el hombre esponja, que escuchamos, aceptamos sin pensamiento crítico, hemos sido educados para obedecer, Jean Paul Sartre nos hace un llamado en este sentido cuando decía “Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él” evidentemente desde que nacemos recibimos una información, pero alguna vez diremos una palabra nuestra y esta palabra va a ser nuestra libertad, a partir de algún momento tenemos que ser responsable de nosotros y esa responsabilidad nos lleva a ser responsables con el mundo.
Recordemos que la iglesia católica como tal, fue creada en el año 325 en el concilio de Nicea, y en el año 327 Constantino ordena traducir la biblia vulgata en latín, cambiando los nombres hebreos propios y adulterando las escrituras. En el 431 en el concilio de Éfeso, se inventa el culto a la virgen, en el 524 se inventa el purgatorio, en el 610 se inventa el título de papa, en el 788 se imponen adoraciones a las deidades paganas, en el 1.079 se impone el celibato. En el 1.090 el rosario, en el 1.190 se venden indulgencias para alcanzar el cielo, en el año 1.311 se impone el bautismo a los niños, en el año 1.854 se inventa la inmaculada concepción, y en el año 1.870 se impone el absurdo concepto infabilidad del papa.
De cualquier forma, la navidad es una realidad cultural que llena de entusiasmo a gran parte de los mortales e independientemente de las creencias, de los niveles de consciencia o del espíritu crítico de estos acontecimientos, el mensaje debe ser que en cualquier plano de las creencias debemos fortalecernos en lo positivo.
En lo personal les deseo, felices mitríadas, feliz solsticio de invierno ,feliz navidad, que Rea, Júpiter ,Zeus, Bochica, Bachue, Ala, Yahve, Abraxas, Ball,Tohr, Neptuno,Rama,Zhiva,y en especial mí siempre recordado y apreciado Dioniso en Grecia y Baco en Roma ,y todos los dioses que el miedo y la imaginación ha creado, derramen bendiciones sobre los humanos y que el mito de un Dios que se vuelve niño presente en todas las religiones nos lleve a pensar que por encima del mito lo más importante es el desarrollo de hábitos de convivencia ciudadana , buenos modales, decencia, conductas que permiten el bienestar y la evitación de conflictos ,que un pacto histórico por la Paz y una eco-constitución sea el propósito de los colombianos en el 2022, que un sol de felicidad nos alumbre una eternidad.