La honradez le ganó a la suerte.
Eso fue lo que sucedió en el caso de Marisol Osorio, una bugueña residenciada en Bucaramanga, que se encontró una caja de seguridad mientras paseaba a Bruno, su mascota, por un sector del barrio Los Cedros al nororiente de la Capital del Departamento de Santander.
La mujer se llevó la caja metálica para su casa, con la curiosidad de abrirla , para ver que había en su interior, pero escuchando las noticias se enteró de que la noche anterior había sido asaltada una constructora en un barrio vecino.
Marisol concluyó que su hallazgo podría formar parte del robo contra la constructora y por eso llamó para reportar su hallazgo, no sin antes realizar unas preguntas claves para establecer si efectivamente formaba parte de los elementos sustraídos a la empresa constructora.
Para la entrega de la caja de seguridad se firmó un acta en la que se constató que la capilla no había sido violentada y se procedió a su apertura, encontrándoselas en su interior 700 millones de pesos, tal como lo habían manifestado los propietarios de la constructora.
Marisol Osorio reveló que su hijo, abogado de profesión y quien le acompañó en la diligencia de entrega de la caja de seguridad, no tiene trabajo estable desde hace 3 años, pero reafirmó que primero están los valores morales.