La inseguridad azota a Barranquilla

Por: Joaquín Baena Arevalo

El título de la obra Crimen y Castigo del escritor ruso Fedor Dostoviesky vendría como anillo al dedo para acomodarlo a la situación de desmadre en qué se encuentra nuestra querida Barranquilla, una ciudad donde impera el crimen y tenemos el castigo de las malas administraciones, dice la sentencia que cada pueblo se merece los gobernantes que tienen y ese es nuestro castigo a las sucesivas equivocaciones .

No tenemos ni hemos tenido alcalde durante mucho tiempo; las familias Name, Gerlein y Char hicieron de este territorio su feudo, caracterizado por unas  administraciones que abandonaron  lo social, los derechos fundamentales; este tipo de administraciones no pueden llamarse administraciones públicas; unas administraciones que se han dedicado a la cosmética de la ciudad, al enriquecimiento familiar, dueños de las empresas contratantes y de las coimas que deja el cemento cuando ostentan el poder, descuidando por completo la parte humana; no merecen  llamarse administraciones públicas.

Aquí las administraciones locales no son más que el reflejo de casas políticas, empresas familiares que capturan el Estado con criterio privado y no público para «abudinear» todo el presupuesto, los dineros de todos los ciudadanos; recursos que generan los contribuyentes y que deben ser administrados de manera pulquérrima, sagrada como diría Mockus y siempre pensando en el bienestar de la colectividad.

Hay que diferenciar la administración pública de la administración privada, para la primera lo prioritario es la vida, lo ecológico, lo sostenible y para la segunda lo prioritario es el mercado y todo queda supeditado al mercado; por supuesto que en esto último  nos referimos a la concepción neoliberal y es que la ciudad ha sido saqueada con los principios neoliberales; lo primero es el enriquecimiento de una cuántas familias, la última familia aunque ya venía con poder económico hicieron del poder político otro medio para acrecentar su fortuna. Ahí están los contratos del ministerio de las TIC, ahí están los contratos de los árboles en Barranquilla y ahí están las desproporcionadas tarifas del servicio eléctrico.

La democracia en nuestro medio no existe, no existe cuando a través del poder económico se controla el poder mediático y el poder mediático controla las mentes de la sociedad, la llena de pornofonía, alcohol, drogas, la embriaga y la hace pensar de tal suerte que ame a los abusadores del erario y condene a quienes denuncian la corrupción.

La inseguridad pública, uno de los males que azota la ciudad es el resultado de unos habitantes que en  encuestas dirigidas y medios en manos del poder económico le han hecho creer a sus gobernados que siempre han tenido el mejor alcalde del país durante los últimos 16 años  y se han escondido problemas como el de la Universidad del Atlántico que ha perdido el liderazgo caribe, secuestrada por la misma clase política que ha secuestrado a la ciudad y lo peor, parece que este secuestro va continuar con la elección cantada del próximo rector. ¡Dios salve al alma mater!

La cultura es lo que menos preocupa a nuestros gobernantes, museo romántico, bellas artes y teatro Amira de la Rosa totalmente abandonado, lo que reina en la ciudad son los microfoneros de la cultura lumpen, cultura  de lo rapaz y delincuencial que propagan a través de las mismas emisoras cuyos dueños detentan el poder local; este ejercicio microfonero sirve para mantener idiota a una comunidad. Los griegos llamaban «idiotes» a quienes se desentendían de lo público, de la polis, es decir de los problemas de la ciudad.

Además de la crisis universitaria la ciudad padece  las más altas tarifas de servicios públicos, especialmente la de los fluidos eléctricos; el Estado neoliberal en complicidad con nuestra corrupta clase política local ha entregado el manejo de los servicios públicos a lo privado, las tarifas son escandalosas y sin ningún control.

Es necesario que los movimientos alternativos que aspiran a renovar el manejo delincuencial de la ciudad asuman estas banderas, las banderas  del rescate de unas entidades que han sido vendidas a precio de gallinas flacas; para ponerle la cereza al pudín también somos la ciudad con las mas altas tarifas en materia  de impuesto predial, hay que buscar el billete para la contratocracia sin consideraciones de pandemias, miseria , desempleo y hambre .

Nuestra clase dirigente no ha tenido compasión, todo se lo han robado; las coimas merecen mención especial, es de pleno conocimiento que éstas no se bajan del 20% en todo lo que tiene que ver con cemento y 20% por adelantado para poder firmar contratos; pero esa es la ciudad que queremos, suntuosa pero llena de robos, extorsiones, atracos y con una delincuencia que en muchos casos trabaja aliada con autoridades; esas mismas encargadas de combatir el delito.

Nos encontramos en una situación donde la delincuencia ha rebasado las instituciones, creemos igualmente que el problema no se resuelve trayendo más policías, la represion no resuelve lo estructural y lo estructural es organizar políticas públicas y modelos de desarrollo que permitan combatir la miseria y solucionar problemas básicos como el empleo y la educación. Superar aquellos paradigmas del dinero fácil que también conducen en sumo grado al delito.

Nuestro alcalde está dormido en otra realidad por eso baila chámpeta cuando le tocan cumbia, así es todo en él. En materia de fenómenos criminógenos se desplaza de una lado para otro y no atina a una estrategia y rumbo integral; el narcotráfico es otro fenómeno que ahonda más esta crisis; la lucha por el narcomenudeo genera bandas que se enfrentan por el control de la oferta y la demanda, bandas  que derivan en extorsiones, robo de carros y el negoció de la reducción.

La seguridad de los ciudadanos además de ser una demanda social es una obligación insoslayable del Estado, el control del crimen, el atraco y la extorsión es obligación irrevocable del alcalde; la inseguridad se ha desbordado con un sistema judicial que además en la mayoría de los casos corruptos también; muchas veces no tienen las herramientas físicas como cárceles y las herramientas procesales. La misma flexibilidad de la norma los obliga a poner en libertad  a muchos peligrosos delincuentes quienes delinquen a sabiendas que tienen una puerta giratoria por donde entran y salen y en casos extremos cuando son remitidos a la cárceles los mismos guardianes los proveen de teléfonos bajo la figura de alquiler con lo cual el delito nunca se detiene.

Se requiere estrategias multisectoriales pero la fundamental es derrotar la miseria, fomentar el empleo, la educación y trabajar mucho en formación ciudadana descolonizando nuestras mentes llenas de fantasía y contaminadas por el poder mediático; No es fácil, la colonización subjetiva es de las herramientas más importantes del neoliberalismo pero de la corrupción también amén que controlan procuraduría, controlaría, fiscalía y poder judicial.

4 comentarios sobre «La inseguridad azota a Barranquilla»

  1. Buen análisis, financieramente entendemos con toda esas autorizaciones para endeudar al Distrito y el comprometer vigencias futuras, debe estar sobre endeudados, lo que afectará cualquier inversión social y no habrá la manera de reducir los indicadores de pobreza. El listado de los contratistas que deben ser los mismos de la gobernación, ya que son un mismo clan político, lo que no garantiza la calidad de las obras.

  2. Buen análisis, como para un editorial del Heraldo, lástima que nuestra gran prensa local se encuentra secuestrada y amordazada. Que vaina.

    1. Cuando nuestro criterio es independiente porque no está empeñados a estos clanes políticos la verdad brilla por sí sola. El columnista ha hecho un análisis claro, completo y contundente. La verdad duela y más aún cuando se dice sin ningún tapujos. Esa verdad que ocultas los seudoperiodistas de la ciudad estuvo secuestrada, y tenía que estarlo porque los clanes o los señores feudales son amo de emisoras y periódicos locales.

  3. Nuestro alcalde está dormido en otra realidad por eso baila chámpeta cuando le tocan cumbia, así es todo en él……… Aquí está lo peor del asunto, a nuestro pueblo le corresponde bailar la cumbia a son de las farotas para enfrentar los delitos.
    Felicitaciones, este es un artículo con el análisis de la realidad bien recreado.

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