La cachucha bacana, una trampa política

Por : Joaquín Baena Arévalo.

El caribe colombiano es una de las fortalezas del casi inalcanzable Gustavo Petro Urrego en su aspiración presidencial.

Petro es la piñata que todos quieren golpear, como diría un periodista de la radio nacional; tiene desesperadas a la derecha moderada y a la derecha radical, por eso el más aventajado tahúr de los partidos tradicionales, el expresidente Álvaro Uribe se la juega con varias cartas, por un lado con el  Centro Democrático mostrando a un desteñido Oscar Iván Zuluaga y por el otro lado propicia una alianza con su obrero político Alex Char, además de Peñalosa y “Fico” Gutiérrez, tratando en esta trampa política debilitar al candidato del pacto histórico en las localidades donde estos hombres todavía tienen algo de perfume electoral.

Ya las acusaciones de Castro-Chavista, guerrillero, no surten efecto, es bien sabido que el neoliberalismo a través de la semiótica y la neurolingüística ha tratado de crear una repulsión a todos aquellos pronunciamientos alternativos, que propugnen por un cambio económico y social; izquierdista lo han asimilado a vándalo, gamberro, truhan, por eso los petristas entendiendo esta perversidad no se autoproclaman izquierdistas sino progresistas, luchadores por la vida, por los derechos humanos y de la ecología.

Los que saben un poco de historia entienden que el termino izquierdista se origina en la revolución francesa de 1979 cuando los diputados que se sentaron a la derecha del presidente de la asamblea defendían los privilegios del rey, de  los nobles y los que se sentaron a la izquierda eran partidarios del derrocamiento de la monarquía y defensores de los intereses populares, y aún sigue siendo así, los defensores de los falsos positivos, de las expropiaciones de tierras, del Narco-Estado, representan la derecha colombiana y los defensores de los jóvenes que sufren los abusos del Estado, los luchadores por un capitalismo más democrático, representan a la izquierda colombiana, el progresismo.

No podemos negar que el grupo Char goza aun de simpatía en el Atlántico y en el Caribe, fruto de muchas alianzas non santus, como las que hicieron con Aida Merlano y la exgobernadora de la Guajira Oneida Pinto, ambas condenadas por la justicia. Fruto de estas componendas similares han logrado una importante rentabilidad electoral, y con ello se han constituido en unos peones atractivos para el expresidente Uribe, que conocedor del impacto regional de Alex Char, toma de la mano al hombre de la cachucha bacana para sus propósitos electorales. La cachucha bacana como diría en una interpretación musical aquel monstruo de la música vallenata, el inolvidable Alejandro Duran; con su cachucha bacana y sus pantalones desarrapados, tomando licor en cualquier esquina, Alejandro Char genera aún admiración en unos sectores enajenados y lumperizados.

El tahúr político y el “Rey Midas” pretenden opacar la luz que se cierne sobre Colombia y en el caso concreto sobre el Atlántico, no podemos negar que la participación de la casa Char en la consulta presidencial fortalecerá la votación de sus listas a senado  y cámara, lo cual no deja de ser preocupante y es una voz de alerta a la cámara en el departamento del atlántico por el pacto histórico, ya que los partidos políticos y organizaciones sociales no se han puesto de acuerdo para organizar su lista cerrada, mientras el Charismo y los partidos tradicionales desde hace rato están organizando sus mochileros y toda la estrategia con los vicios electorales acostumbrados.

Si bien es cierto que están dadas todas las condiciones para arrebatarle el poder a las mafias y a clanes políticos que han capturado históricamente el Estado para sus avaricias personales, también es cierto que se requieren unos mínimos de organización, de controles; de organización en el sentido que abandonemos los intereses personales, egoístas y demos prioridad a las necesidades colectivas, que no todos podemos ser candidatos y directivos, que debemos acogernos a la disciplina política, partidista, y marchar con entusiasmo para evitar que este momento crucial e histórico del país sea desaprovechado y nos esperen 200 años más de desolación.

Creo que la cachucha bacana, la olimpiada política y el tahúr diabólico, esta vez no ganaran. Alex Char como candidato presidencial no es más que un relleno con poco reconocimiento en la geografía colombiana, su conducta y vestimenta estrafalaria no pasa de Luruaco; no es fácil  que sólo con la cachucha bacana y sin nada de contenido social y político sea reconocido en otras regiones del país, no creo que los pases de bailarín sean suficientes para cautivar electoralmente a los cachacos, la cachucha bacana es solo un fenómeno provincial, no tiene un discurso ni una narrativa política, ideológica, sus intervenciones se limitan a hacer alarde de obras de infraestructura donde sabemos se pierde el 30% de los dineros en coimas y favorecimirntos de contratos a empresas contratistas donde detrás se esconden ellos, mientras la ciudad según cifras del DANE el 64.2  % de los hogares no se alimentan bien, una informalidad del 60%, los atracos y homicidios son el pan de cada día .

Los Char nunca se han pronunciado sobre temas trascendentales del país, hacen alianzas sin consideraciones ideológicas, no les cabe el país en la cabeza más allá de los Intereses del emporio familiar, parques e infraestructuras son su discurso , eso no es suficiente y menos para posicionarlo en ciudades como Bogota, Cali y Medellin , allá la colección de gorras no va impactar , se necesita más y el tahúr lo sabe , solo lo utiliza porque su verdadero gallo es Francisco Gutierrez , quien tampoco llegará , las condiciones de descrédito de los partidos tradicionales serán sus propios sepultureros.

3 comentarios sobre «La cachucha bacana, una trampa política»

  1. Excelente artículo sujetado a la realidad de la región y del país, el profesor Baena tiene el conocimiento para desarrollar el tema con una óptica y un olfato político en tiempo real, lo acompaño en su percepción, felicitaciones

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