El Covid del saqueo no tiene vacuna

Por: Alfonso Camerano Fuentes

Los decretos seriados expedidos por el Gobierno Nacional al amparo de la emergencia económica han permitido volver al fatídico artículo 121 de la Constitución del 86, la de Caro y Nuñez, que permitía declarar el “estado de sitio”- y con ello – disparar todo tipo de normas con fuerza de ley, dejando en cuarentena al Congreso de la República por más de un siglo.

Con el Covid 19 se hizo evidente el reparto de la torta de negocios entre los mandamases del gobierno central, con los Jefes regionales, quienes cobran los votos parrandeados de la Ñeñepolitica, “desde el Valle hasta la alta Guajira, compadre”.

En este derroche de saqueo a las arcas del estado han contado con la suerte del coronavirus, que todo lo justifica, hasta aislar el derecho y la Justicia.

Se dispusieron, Procurador, Contralor y Fiscal, violando el principio de legalidad, del debido proceso, de la presunción de inocencia, ponerse de acuerdo para disparar al tiempo su artillería contra el mismo blanco.

En el Atlantico se la velaron a un alcalde con nombre de futbolista alemán, Rummennige, de Malambo, a quien ya le colgaron dos sanciones, una, el Contralor, con una escopeta llamada “verdad sabida buena fe guardada”; y al mismo tiempo, el otro, desde la Procuraduría, con un fusil marca “disciplinario”, liviano, con fulminante express ; y el lunes 8 de junio, le termina de caer, la carga eléctrica, de parte de la fiscalía, en la llamada “audiencia combo”, un embutido que lleva Legalizacion de captura, imputación de cargos e imposición de medida de aseguramiento.

Como aquí en el Caribe todo se sabe, resulta que ya este show de la empapelada al alcalde Rummennigge estaba profetizada días atrás, cuando en medio de un altercado público con insulto adornado de palabras asterisco, el senador Arturo increpó a su par, el Gato, “te lo meto preso” y el “silvestre felino” respondió, mostrándole la lengua al otro padre de la patria, “ésta hablará lo que sabe de la Casa Blanca”.

Falta el tercer acto de la obra, la Fiscalía, que repetirá el mismo discurso de los “elementos materiales probatorios”; de la “visita a lugares”, de las “interceptaciones telefónicas”, de la interpretación sesgada del “contrato”, de la “testigo amaestrada del lavaplatos”, y zuas, señor Juez, métalo preso.

Es la hora de la Justicia; la del Juez de Control de Garantías, quien deberá sacudirse a la presión de las “ías”, para conminar al ente acusador, a que explique por qué imputa cargos a unos y a otros no, cuando todos contrataron con la misma Fundación – o con otra, -, qué más da, a precios de coimas, por mercaditos tramposos, cargo que no le imputan al aleman; debe exigir el Juez de Garantías, a esa fiscalía imputadora, por qué no dijo nada por la firma de los contratos multimillonarios celebrados en Barranquilla, Soledad, la Presidencia de la República, el Bienestar Familiar, y ahora sí pretende que sea la Justicia la que santigüe el acuerdo en las altas esferas, jodiendo al más huevón.

Mientras tanto, ni la una ni la otra y tampoco la otra ía dicen nada de la tronera del saqueo a la Salud Pública revestida de camas y plásticos reutilizados, en zonas donde el coronavirus está haciendo fogata con muertos anónimos,

Gobernadores y Alcaldes se han pasado por la faja las instituciones descentralizadas porque les estorban mientras el ministro de Salud, con su pinta de cura de parroquia, y los entes de control, las ven pasar todas.

El Covid llegó donde era.