Duque ilusiona con $1 millón para el mínimo

Por: Pedro Lara Castiblanco

No cabe duda.

Duque quiere mejorar su imagen, y para eso ha lanzado «sin más allá y sin más acá» la propuesta de que el salario mínimo para el 2022 quede por encima del millón de pesos, oferta que podría ser un globo que no sabemos hasta donde va a llegar, por efecto de la reacción de los empresarios.

Tampoco sabemos cuál será el comportamiento futuro de los precios de los productos básicos de la canasta familiar, de producirse el incremento que estaría en el 10.07% para que el mínimo sobrepase el ansiado millón, sin contar el auxilio de transporte (tal como lo dijo Duque) y no sabemos si ahí se incluiría la productividad total factorial que está en el 1.19% según lo revelado por el Dane hace dos días.

Hasta ahora todo está en el plano de las hipótesis y las especulaciones, por lo tanto no hay que echar campanas al vuelo, porque, lo más seguro es que ese valor nominal de un poco más de un millón de pesos que pueda alcanzar el salario mínimo en el 2022, se vería afectado (no sabemos en que proporción) por la cascada de aumentos en los precios de la canasta familiar, los servicios públicos, el transporte, etc, que en cada comienzo de año se tragan el incremento del mínimo y un poco más.

Y es precisamente en ese juego de ajedrez en que se convierte el movimiento del mínimo versus el movimiento contrario de los precios, en el que el Gobierno y los sectores de la producción no han conciliado ni han tenido la más mínima consideración con los trabajadores y en general con el país, puesto que solo parece interesarles el avance positivo, cada día mayor, de sus márgenes de utilidad.

Estamos entonces ante la petición de un hipotético aumento del 10.07% para el salario mínimo, el más alto de los últimos 40 años, que podría ser un show para la galería que se verá reflejado en la próxima encuesta que medirá la imagen presidencial.

Duque lo dijo bien claro en sus declaraciones a los medios de comunicación, en medio de una nube de micrófonos y grabadoras en San Andrés, donde afirmó que este incremento representa un buen mensaje para la población colombiana, porque permitirá tener mejores ingresos y también estimular la demanda agregada del país, que no es otra cosa que la cantidad de bienes y servicios que requieren los consumidores.

Pero esto último se logrará, siempre y cuando ese 10.07% que nos llevaría al ansiado millón, no sea rebasado por el apetito voraz del empresariado y por la falta de control por parte del gobierno.

Estas consideraciones no tienen como objetivo aguarle la fiesta a nadie y mucho menos puede interpretarse como un acto de ciega oposición. Lo que de manera elemental y juiciosa estamos considerando, es que sería nulo un incremento que no vaya acompañado de un control efectivo de precios o de un autocontrol y desprendimiento sacrificado de algunos puntos en la utilidad por parte de los empresarios, sea cual sea su proporción, puesto que los incrementos que sumados determinan la inflación darían al traste con la alegría del millón de pesos.