Afganistán: El fracaso del imperio

Por: Joaquín Baena Arévalo

Afganistán es un país enclavado en el Asia central, sus fronteras son Pakistán, Irán, China, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán, los 3 últimos países pertenecían a la URSS, este territorio ha sido corredor casi obligado desde tiempos antiguos para la actividad comercial y actualmente para la economía extractiva. Su historia se remonta al paleolítico inferior y probablemente transitaron por sus arenas el homo erectus y el hombre de Neanderthal; las primeras ciudades aparecen en el siglo IV a.C. donde tuvieron la influencia del Zoroastrismo, religión que acepta la presencia de dos fuerzas sobrenaturales, una del bien y otra del mal, más tarde fueron penetrados por el budismo y el hinduismo.

Afganistán siempre ha sido apetecido por los imperios que, de una u otra forma veían en esta región un punto estratégico para otear el entorno donde se juegan muchos intereses económicos y militares. En el siglo II a.C. Ciro el grande incorporó estas tierras al imperio persa, las cuales fueron sometidas posteriormente por Alejandro Magno en el 320 a.C.; más tarde sufren las invasiones de los mongoles con su líder Gengis Khan, allá por el año 1219.En su lucha por el reparto del mundo los británicos invaden en el siglo XIX dos veces con fines imperialistas.

Los soviéticos ingresaron en el año de 1979 tratando de apoyar un gobierno de corte socialista que comenzaba a ser incomodado por los muyahidines, que a sus vez eran financiados por los Estados Unidos, quienes veían peligrar sus intereses en esta región. Durante el socialismo afgano, que tuvo la influencia de sus vecinos de la URSS, se tomaron medidas importantes, como la distribución de la tierra a 250.000 campesinos, liberaron 8.000 presos políticos, se aumentó en un 50% el número de médicos, se crearon jardines de infancia, se incorporó la mujer en la producción, el uso de la burka fue optativo, se implementó el divorcio y en general se dieron avances significativos en la vida social, cultural y económica.

Infortunadamente para esta época se produjo la desintegración de la URSS, debilitando el acompañamiento a Afganistán y con ello permitiendo la entrada de los estadounidenses, confirmándose la tesis que el “socialismo en un solo país”, no es viable, como ha quedado demostrado en China y en otras naciones. Mientras exista el imperialismo y las políticas neoliberales, estas se encargaran de bloquear y sabotear no solo cualquier intención socialista, sino también cualquier pretensión progresista, la batalla es dura ya que el neoliberalismo dentro de sus armas esgrime no solo el bloqueo sino sus alianzas con el demonio, utiliza la colonización subjetiva para presentarse ante el mundo como los paladines de la libertad y justificar sus genocidios y ejecuciones.

Los avances socialistas desataron la ira de lo más atrasado de la religión musulmana quienes reivindicaron la sharía , que no es más, que un código moral que condena con la muerte el adulterio, la homosexualidad y limita la vida social de la mujer, fue precisamente este sector radical el que entró en diálogo con la CIA y los colosos del norte para desestabilizar el gobierno de corte socialista, se desató entonces una guerra de guerrillas, donde surgieron los talibanes, que significa estudiosos o buscadores de la verdad y defensores ortodoxos de la sharía, quienes conociendo el terreno abrupto sumado al apoyo tecnológico y adiestramiento de EE.UU. lograron imponerse.

Estos grupos representativos de lo más atrasado del fundamentalismo musulmán, fueron apoyados con dinero, armamento y entrenamiento por los Estados Unidos, que no tienen escrúpulos en sus alianzas y lo más importante es alcanzar sus propósitos neoliberales, así se fueron fortaleciendo los muyahidines o combatientes de la guerra santa, abortando lo que hoy conocemos como talibanes, ellos son creación del imperialismo, de la misma manera que crearon a Sadan Hussein, a quien apoyaron en la guerra contra Irán pero que después lo abandonaron y asesinaron con argumento mentirosos como lo ha demostrado el tiempo y la historia, no había armas biológicas en Irak, solo mentiras y engaños de los tramposos de siempre, tramposos para apoderarse del mundo, igual sucedió con Osama Bin Laden, van engendrando serpientes policéfalas, seres de aliento venenoso, al neoliberalismo le sucede como el viejo brujo, que desencadena misterios que después no puede controlar, Vietnam es otras de sus experiencias nefastas.

Para el imperialismo y el neoliberalismo, no interesa la ecología ni el medio ambiente, por eso han destruido la capa de ozono, envenenado los mares y ríos, han acabado con la flora, cometido los más grandes genocidios con las banderas hipócritas de la libertad; sabemos que el escualo del norte solo avanza en el mar con sus afilados dientes para devorar y atrapar todo lo que genere consumismo sin importar la vida y la dignidad humana. El fracaso de la política exterior norteamericana deja en claro la necesidad de la autodeterminación de las naciones, que los pueblos son quienes deben definir su futuro político, su desarrollo económico, social, cultural; el imperialismo ha dejado a Afganistán en peores condiciones que cuando lo invadió.

La salida a esta difícil situación no es la imposición ni el bloqueo económico, sino el diálogo, teniendo en cuenta la cultura, las raíces religiosas, la negociación. Vivimos en un mundo donde la globalización y las redes sociales para bien o para mal juega un papel destacado y en el caso concreto irá abriendo grietas que permitan a los talibanes ir flexibilizando poco a poco sus posiciones fundamentalistas. No podemos pretender cambiar sus costumbres, su cultura, de una manera abrupta, tenemos que abrirnos a acuerdos de coexistencia pacífica, creo que en estos momentos nadie está interesado en fomentar el terrorismo a menos que nos sorprenda la CIA con sus despiadadas e inhumanas estrategias.

Como colofón, quiero señalar que Estados Unidos sigue engañando al mundo y poniendo de bufón a muchos gobiernos entre ellos el colombiano, sin caer en xenofobias creemos que se van a distribuir afganos en muchos países hincados de rodillas a los Estados Unidos, donde se hará un filtro y lo más cualitativo se irá al norte y aquellos con problemas que deja la guerra serán distribuidos en el tercer mundo. Tenemos un compromiso con el pueblo venezolano que durante muchos años nos acogió y nos brindó oportunidades laborales y hoy no hay una política social clara hacia ellos, cayendo en la mendicidad, pero orondamente nuestro presidente hace ruido con la solidaridad para los afganos. Señor presidente, ¿hasta cuándo la corrupción?, eso es lo primero que tenemos que corregir para que los que lleguen se monten en el cambio de una sociedad diferente, de igual manera es hora que desenmascaremos la política exterior de las bases militares con pretexto de narcotráfico, guerrillas y lucha por la democracia, cuando sabemos que los afilados dientes del tiburón se desplazan con otras intenciones como se han desplazado históricamente, disfrazados de muchas cosas para afianzarse en su política neoliberal.

2 comentarios sobre «Afganistán: El fracaso del imperio»

  1. Comentario con profundidad, desde lo más remoto de la historia hasta nuestros días.
    Para que no le comamos cuento a los que distorsionan la verdad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *